Nuestras Fronteras Imaginarias

No hay nada ni nadie del otro lado de una frontera: la frontera no existe, más que en vuestra fugaz imaginación...

Existen vos y la otredad que ya conocerás en el continuum de la espacialidad no es interrumpida por humano invento alguno...

Nuestras fronteras imaginarias fueron nuestras maneras de invisibilizar, o intentarlo, lo evidente: la vecina alma humana, las otredades, la relación/interacción con alguien más de mi misma especie, siempre sometida a más que mi caprichosa voluntad... La especie humana, siempre más de uno, que vos, que yo. La inmediata vecindad. Gracias a esos otros que somos nosotros. Ustedes, es la palabra designa a nuestros inminentes nuevos vecinos: qué dicha ésta víspera de la espera mientras llegan. Aquí no hieden después de tres días las visitas. Más bien, en realidad huelen mal de entrada el esconder las intenciones de las aproximaciones... Cuando es para amar, como enseñó la Trabajadora Social Lauren, en tiempos de crisis los amigos se convierten en familiares... Bienvenidos vecinos para siempre desde ahora antes de llegar y ojalá no se vayan nunca más...


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